La parábola de los talentos nos enseña que al entrar en la vida, Dios le da a cada uno unos talentos que debe trabajar para, al final de la vida, mostrarle a Dios los frutos del trabajo. El Evangelio nos dice que el Señor premió ampliamente a los que trabajaron y dieron frutos, pero el siervo perezoso fue castigado. Cristo no le reprochó que tuviera pocos talentos, ni que no los invirtiera de manera inteligente. Cristo le echó en cara su negligencia, su pereza, su mediocridad, el desaprovechamiento indiscriminado de su tiempo y de su vida.
Martín Descalzo en su libro “Razones para vivir” cuenta una interesante historia. Se trata de un sacerdote que nunca fue ni bueno ni malo, y Dios lo condenó a un particularísimo purgatorio. Recibió un gran saco de avellanas que representaban los días de su vida y se le castigaba a abrirlas una por una: todas estaban vacías.
Quiero compartir con vosotros mi interés por la tela más estudiada del mundo: la Sábana Santa o Síndone de Turín. Quiero que conozcas algo sobre el crucificado que fue envuelto con esta sábana.
La información que aquí vas a encontrar es rigurosamente científica. No existe área de la ciencia que no haya aportado su saber para descifrar el misterio de esta “tela”.
El cuerpo que envolvió esta sábana, y cuyas huellas han quedado misteriosamente grabadas en la misma, ¿será el llamado Jesús de Nazaret, para los cristianos el Hijo de Dios, el Señor?.
Si la respuesta es afirmativa, estamos ante la reliquia más importante para el cristianismo. Si la respuesta es negativa, no dejaremos de creer en la Resurrección de Jesús, y ver en esta tela un “icono” venerado durante siglos como la sábana que envolvió el cuerpo de Jesús para ser enterrado, y en este caso, semejante a una imagen como tantas y en este caso lleno de misterio.
¡Que la ciencia siga investigando y aportando luz sobre esta tela!
El 25 de febrero, realizamos una visita a El Monasterio de El Escorial, visita que nos "obliga" a conocer algo sobre los Monasterios.
Un monasterio es un lugar donde habita uno o varios monjes. Originalmente un monasterio era la célula de un ermitaño o anacoreta. Los monasterios cristianos son también llamados abadías, (regidas por un abad) o prioratos, (regidos por un prior). La vida comunal de un monasterio se denomina cenobitismo, en contraposición con la vida anacorética de un ermitaño.
Primeros monasterios cristianos La vida monástica para los cristianos empezó poco tiempo después de la muerte de Jesús. Los primeros cristianos compartían sus posesiones y llevaban una vida de entrega a Dios.
En el siglo III, san Antonio, un cristiano egipcio, reflexionó sobre las palabras de Jesús, “..Ve, vende todo lo que posees y dáselo a los pobres..”. Él y sus seguidores abandonaron todas sus posesiones y marcharon a desiertos de Egipto y Siria, dedicándose a la oración.
En el siglo VI, san Benito creó una comunidad, los benedictinos, y estableció reglas de convivencia que luego sirvieron de base para otras congregaciones. Los seguidores de san Benito hacían tres votos: abandonar todas sus posesiones personales (voto de pobreza), no mantener relaciones sexuales (voto de castidad), y seguir las reglas de la vida monástica obedeciendo al abad (voto de obediencia).
En la Edad Media, muchos de los monasterios también servían como granjas, casa de huéspedes, centros de aprendizaje y hasta como hospitales, siempre bajo las reglas benedictinas. Más tarde aparecieron otras órdenes que establecieron reglas aún más rígidas, como los cartujos o los cistercienses.
En la segunda década de siglo XIII se crearon dos nuevas órdenes: los franciscanos (1210), que se guiaban por las enseñanzas de san Francisco de Asís; y los dominicos (1216) seguidores de santo Domingo. Ambos eran conocidos como "frailes".
Más tarde se crearon nuevas órdenes, como la Compañía de Jesús, cuyos miembros eran conocidos como jesuitas.
Ver Abadía benedictina de Santo Domingo de Silos: http://www.abadiadesilos.es/
